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Ser una estrella de Hollywood no siempre es un trabajo glamoroso y distinguido. Muchas veces, actores y actrices se ven enfrentados a grandes desafíos exigidos por el papel que están representando o las características de la película en la que están trabajando.

Naturalmente, las películas de acción son las más peligrosas, pero en esos casos generalmente cuentan con dobles de riesgo (excepto actores que son al mismo tiempo expertos atletas, como Jackie Chan). Sin embargo, en otros casos en los que no hay un peligro evidente para la integridad del actor, se suelen dar de todas maneras situaciones riesgosas o dolorosas por las que debe pasar el personaje en cuestión.

En esta lista, vamos a ver a 5 actores que valientemente, y de forma voluntaria, terminaron heridos con tal de hacer más creíble su papel, o se sacrificaron en nombre del arte.

Steve Carell en Virgen a los 40 (The 40-Year-Old Virgin, 2005)

La escena más dolorosa de la película, y al mismo tiempo una de las más graciosas, es la de la depilación con cera al personaje de Steve Carell. El actor no sólo decidió hacer la escena realmente sino que fue su idea desde un principio.

Aparentemente, con tal de sonar más creíble (con esos insultos que lanza cada vez que le arrancan una tira de pelos), no tomó ninguna precaución para evitar el dolor, algo de lo que después se arrepintió, sobre todo teniendo en cuenta que la persona que lo depiló era una actriz y no una depiladora profesional.

Mickey Rourke en El Luchador (The Wrestler, 2008)

Mickey Rourke interpreta a un atormentado y veterano luchador, por lo que decidió entrar en acción y meterse de lleno en el personaje. En la película hay una escena en la que el protagonista esconde una hoja de afeitar antes de ingresar al ring para inducirse a sí mismo un corte, lo que haría detener la pelea.

El director Darren Aronofsky ya tenía preparada una prótesis para simular la herida en el actor, pero Mickey Rourke prefirió cortarse realmente.

Leonardo DiCaprio en Django sin Cadenas (Django Unchained, 2012)

Este es un caso particular porque la herida no estaba en el guión, sin embargo quedó en el corte final de la película. Durante una de las escenas más poderosas y dramáticas de Django Unchained, el personaje de Leonardo DiCaprio se enfurece con sus invitados (que lo habían engañado) y da un largo e intimidante discurso.

En un momento golpea su mano contra la mesa y se lastima, por lo que comenzamos a ver su mano ensangrentada. Esto ocurrió realmente mientras rodaban la escena pero DiCaprio no se detuvo, siguió metido en su personaje y con su monólogo, lo que -como se puede suponer- a Tarantino le pareció interesante y terminó quedando en la versión definitiva del film.

Daniel Day-Lewis en Mi Pie Izquierdo (My Left Foot, 1989)

Daniel Day Lewis es reconocido por su obsesión con el Método, ese conjunto de técnicas de actuación que consisten básicamente en experimentar en carne propia las circunstancias del personaje que se va a representar.

El personaje principal de Mi Pie Izquierdo sufre de una parálisis cerebral que le impide prácticamente todos los movimientos. Para prepararse para este papel, el actor comenzó a utilizar una silla de ruedas a tiempo completo mientras solicitaba ser trasladado y alimentado. Finalmente, por pasar tanto tiempo inmóvil y con una postura
simulando la parálisis en una silla de ruedas, Daniel Day-Lewis terminó con dos costillas dañadas.


Todo el elenco de Cantando Bajo la Lluvia (Singin' in the Rain, 1952)

Contando la historia a través de personajes encantadores y carismáticos, y de canciones que ya son clásicas, Cantando Bajo la Lluvia es la mejor comedia musical de todos los tiempos y una de las mejores películas de la historia del cine, retratando como pocas la alegría del amor y la amistad.

Sin embargo, para lograr eso, el elenco tuvo que pasar por algunas de las situaciones más exigentes y dolorosas. Donald O’Connor estuvo tres días en cama agotado luego de grabar la escena con la canción “Make ‘Em Laugh”. Gene Kelly encerraba a Debbie Reynolds por horas en una habitación para ensayar sus números y lograr la perfección que buscaban; luego de “Good Morning”. Debbie Reynolds terminó con los pies sangrando. El propio Gene Kelly estaba con 39° de fiebre cuando grabó la escena más icónica del film, la que le da el título.

Sin dudas, la determinación de estos actores y su obsesión por representar de la manera más realista posible su papel, es algo que se encuentra muy cercano al talento.

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