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Star Wars: Los últimos Jedi se estrena el 15 de diciembre y, salvo sorpresa mayúscula, el Episodio VIII de La Guerra de las Galaxias escrito y dirigido por Rian Johnson se convertirá en uno de los títulos más taquilleros del año. A la espera de conocer si la película superará la recaudación de El despertar de la Fuerza -2.068 millones de dólares- e incluso la de Avatar -2.787 millones-, The Wall Street Journal explica por qué algunos cines de EE.UU no quieren proyectarla. Disney Co. quiere que las salas acepten unos términos especiales, que muchos propietarios consideran "los más onerosos" que han visto nunca.

¿Cuáles son esos términos exactamente? Según publica el citado medio, Disney recibirá de los cines el 65% de los ingresos que provienen de la venta de las entradas de Los últimos Jedi, el porcentaje más alto exigido por un estudio de Hollywood. Pero también demanda que el filme encabezado por Daisy Ridley (Rey), John Boyega (Finn), Adam Driver (Kylo Ren) y Mark Hamill (Luke Skywalker) esté al menos durante cuatro semanas en la sala más grande que tenga cada recinto -para anteriores cintas de Star Wars, la compañía requería el 64% de la venta de boletos y un compromiso de un mes de exhibición. Slash Film subraya que el acuerdo típico para películas Disney sólo estipula una proyección de dos semanas.

Si un cine no cumple alguna de estas condiciones -retirando antes la producción de su sala más grande o promocionándola antes de que Disney dé su consentimiento-, el estudio cobra una multa de un 5%, lo que eleva el porcentaje de ingresos por venta de las entradas hasta el 70%. De media, los estudios se quedan con un 55-60% de los ingresos para estrenos domésticos y con un 40% de los internacionales. Sea como fuere, el Episodio VIII seguirá convirtiéndose en un fenómeno.

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