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 El director y productor de cine Ivan Reitman, responsable de Los cazafantasmas, Poli de guardería, Los incorregibles albóndigas, Pelotón chiflado o Dave, presidente por un día falleció el sábado a los 75 años en California, mientras dormía, en su casa de Montecito. Jason, Catherine y Caroline, los tres hijos del productor de Desmadre a la americana, anunciaron en un comunicado: “Nuestra familia está de duelo por la pérdida inesperada de un esposo, padre y abuelo que nos enseñó a buscar siempre la magia en la vida”. No se ha hecho pública la causa de su muerte.


Nacido en la antigua Checoslovaquia y criado en Canadá, Ivan Reitman se convirtió en un renovador de la comedia americana cuando lideró la llegada de John Belushi al cine, el más brillante y salvaje de una generación de cómicos como Bill Murray o Dan Aykroyd, curtida primero en salas y clubs y luego en televisión, que se benefició de las películas de Reitman para alcanzar el estrellato.

Los padres de Reitman eran judíos de la minoría húngara en la actual Eslovaquia que habían sobrevivido al genocidio nazi (su madre estuvo en Auschwitz y su padre en la resistencia) y que huyeron de su país ante la llegada del comunismo cuando Reitman tenía cuatro años. Estudió en la universidad de McMaster, en Hamilton (Ontario), donde hizo sus primeros cortos, y allí coincidió con algunos futuros genios de la actuación cómica: Martin Short, Eugene Levy, Dave Thomas, Andrea Martin y Rick Moranis, que acabaría reunidos en el programa de televisión SCTV. Su primer trabajo fue en una nueva cadena de televisión en Toronto, y allí cruzó sus pasos con Dan Aykroyd. Había un caldo de cultivo que auguraba un cambio radical en la comedia americana, gracias principalmente a esos cómicos que empezaron a gravitar alrededor de la compañía Second City, que tenía bases en Chicago y Toronto.


Reitman debutó como director y productor en 1973 con Mujeres caníbales con Andrea Martin y Rick Moranis, película de bajísimo presupuesto pero que le abrió las suficientes puertas como para producir dos de las primeras películas de David Cronenberg y, sobre todo, levantar Desmadre a la americana, dirigida por John Landis en 1978, y que fue el pistoletazo de salida cinematográfica. Al año siguiente él mismo dirigió Los incorregibles albóndigas y en 1981 El pelotón chiflado, con Bill Murray desatado.


Y llegó Los cazafantasmas. Reitman cuenta que una de las tomas de prueba antes del rodaje, cuando vio a los protagonistas con los trajes, se percató de que estaban ante algo muy grande. El guion lo había escrito Aykroyd para Belushi. Pero por su fallecimiento Murray le sustituyó como protagonista, y los guionistas (Aykroyd, Harold Ramis y, sin aparecer en los créditos, Reitman) cambiaron el tono para acomodarlo al estilo de Murray. La película, que se rodó con un presupuesto muy ajustado, filmada incluso a veces a escondidas, en estilo guerrilla por las calles de Nueva York, recaudó más de 260 millones de euros en todo el mundo, y obtuvo dos nominaciones a los premios Oscar. Cinco años después, como no podía ser menos, estrenaron su segunda parte.


Pero Reitman siempre fue un cineasta rápido. Antes de Los cazafantasmas 2 escribió, dirigió y estrenó Peligrosamente juntos, una comedia que ha ganado con el tiempo gracias a un Robert Redford que se ríe de sí mismo y a Debra Winger, espléndida como tocanarices del protagonista; y Los gemelos golpean dos veces, en la que unió a Danny DeVito y Arnold Schwarzenegger como hermanos improbables.

Esos años ochenta y noventa son la época de esplendor de Reitman, con títulos como Poli de guardería; Dave, presidente por un día (semilla de El ala Oeste de la Casa Blanca, que incluso aprovechó sus decorados), Junior o Seis días y siete noches, en la que unió una pareja que fracasó en su química: Harrison Ford y Anne Heche. A cambio, Reitman le dio suficiente confianza a Schwarzenegger como para que intentara diferentes roles y disfrutara más de la comedia.


Gran productor

Como productor, Reitman también tenía buen ojo. Como director defendió quedarse detrás, dando prioridad a las estrellas, a los guiones, dejando libertad en la improvisación... y lo mismo hizo como productor de la saga Beethoven, de Space Jam, de Eurotrip o respaldando las películas de su hijo Jason, como Up in the Air.

Entre sus últimos trabajos como director hay títulos interesantes como Mi súper ex-novia (2006), o Decisión final (2015), que pasaron inadvertidos. Mejor fueron en taquilla Evolution (2001) y Sin compromiso (2011).

El año pasado se anunció que Reitman iba a dirigir una secuela de Los gemelos golpean dos veces, titulada Triplets, y que iba a rodarse este pasado mes de enero con DeVito, Schearzenegger y Tracy Morgan. Ese proyecto se ha quedado en el aire.

Eso sí, como productor ha dejado un currículo brillante, prolijo en buenos trabajos, y que se cierra, en una vuelta extraña de la vida, con el estreno reciente de Cazafantasmas: más allá, que retomaba la historia original donde quedó en 1989, y que dirigida y coescrita por su hijo Jason ha significado un homenaje emocionante y vibrante al fallecido Harold Ramis y, desde el sábado, a Ivan.

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