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La percepción popular de la arqueología está relacionada inevitablemente con Indiana Jones, lo que fastidia a los arqueólogos de verdad porque transmite una imagen errónea de su trabajo, que nada tiene que ver con la búsqueda de objetos mágicos. Sin embargo, hay un aspecto de las películas del héroe del sombrero fedora que tiene su interés arqueológico. Tres de las cuatro películas de Indiana Jones muestran unas breves escenas en las que el personaje aparece impartiendo clase en una universidad ficticia, el Marshal College. Las secuencias sirven, por una parte, de contrapunto a las aventuras que vendrán a continuación y, por otra, tienen la función de completar el perfil heroico del protagonista con las cualidades de una autoridad en historia y arqueología. De hecho, es solo en esas escenas de docencia donde la arqueología 'de verdad' hace su tímida aparición. Pero, ¿qué cuenta Indiana Jones en sus clases? ¿De qué habla? ¿Tiene algún sentido? ¿Hay algún contenido interesante en ellas?
La primera lección de arqueología del doctor Henry Jones Jr. está ambientada en 1936. Es una escena muy breve de 'En busca del Arca perdida' (1981) que ni siquiera figuraba en el guión original, firmado por Lawrence Kasdan. En el momento en que las cámaras irrumpen en el aula, el profesor Jones está explicando a los asistentes el significado de la palabra 'neolítico'. "Neo significa nuevo y lítico significa de piedra", señala. Algo que unos estudiantes universitarios de arqueología ya deberían de saber, por otra parte. Quizá está respondiendo a una pregunta de un alumno, porque acto seguido cambia de tema: "Volvamos a este túmulo de Turkdean, cerca de Hazelton" (Gloucestershire, Inglaterra). Hay que aclarar que esto es en la versión original, porque el 'creativo' doblaje español convierte un megalito británico en "un túmulo etrusco cerca de Tarquinia" (!), lo que no tiene nada que ver con lo que hay dibujado en la pizarra: un sepulcro megalítico con corredor y tres cámaras, más una cista aparte.
"Es lícito apoderarse de los contenidos", señala el profesor. Para el tipo de arqueólogo que es Indiana Jones, un 'conseguidor' de antigüedades de los que ya eran objeto de severas críticas en la época en la que está ambientada la película por parte de arqueólogos como Sir Mortimer Wheeler, los contenidos son objetos valiosos que han de depositarse en un museo. Eso en el mejor de los casos. En el peor, se mercadea con ellos. "No confundáis esto con robar", añade. Superadas las consideraciones éticas de un plumazo, llega una apreciación desconcertante: "Este lugar también nos muestra uno de los grandes peligros de la arqueología, no en cuanto a integridad física, aunque eso ocurrirá algunas veces". Quizá se refiere a posibles derrumbes de estructuras en mal estado, porque los monumentos megalíticos de verdad no se caracterizan por disponer de trampas contra los intrusos al estilo 'guarida de FuManchú'. "Estoy hablando de folclore", aclara Indiana.
El túmulo del que habla el profesor Jones ha sido saqueado en periodos históricos por buscadores de tesoros, un fenómeno común con el que están familiarizados los prehistoriadores y arqueólogos especializados en megalitismo. "En este caso, la tradición decía que allí estaba enterrada un arca de oro. Esto explica la gran cantidad de agujeros cavados por todo el túmulo y las tan deficientes condiciones de conservación. No obstante, la cámara tres quedó sin tocar. Los objetos de esta cámara y los artefactos funerarios encontrados en otra en la misma zona dieron razón para fechar este hallazgo como hemos hecho". Jones deja por un momento de hablar como un cazador de antigüedades para hacerlo como un arqueólogo serio. Está indicando que la tipología del ajuar funerario está señalando el momento en que fue erigida y utilizada la tumba.
Este sepulcro megalítico del que trata la clase no existe; algunos arqueólogos y aficionados han tratado de averiguar en qué modelo se basaron los guionistas. Según recoge la web 'The Megalith portal', la tumba sobre la que habla Jones está inspirada en el túmulo de Notgrove cairn, en Gloucestershire, excavado por Elsie Clifford entre 1934 y 1935 y publicado en 1936 en la revista 'Archaeologia', uno de cuyos ejemplares, encuadernado en lomo rojo, es visible en el centro de la mesa del profesor Jones. ¡Bien por los encargados del atrezzo! La diferencia entre la tumba de Notgrove y la de la película es que la primera tenía cinco cámaras y no tres.
Nunca hay una X
La segunda clase fílmica de Indiana Jones tiene lugar un par de años después, en 1938, y aparece en 'Indiana Jones y la última cruzada' (1989). Es interesante porque hace referencia directa a un arqueólogo histórico. "La arqueología busca el hecho, no la verdad. Si es la verdad lo que les interesa el doctor Tilly imparte filosofía en la clase del fondo", comienza el doctor Jones con una afirmación teórica discutible. "Olviden toda idea acerca de ciudades perdidas, viajes exóticos y agujerear el mundo", una frase con la que sí estarían de acuerdo la mayoría de los arqueólogos de verdad. "No hay mapas que lleven a tesoros ocultos y nunca hay una X que marque el lugar. El 70% de la arqueología se hace en la biblioteca, investigando, leyendo". Si se añade el trabajo de laboratorio y el papeleo administrativo, el discurso podría adjudicárselo cualquier arqueólogo real.
Indiana Jones deja caer que "no podemos tomar la mitología al pie de la letra", lo que algunos fans ven como una referencia al hallazgo de Troya por parte de Schlieman precisamente a partir de tomarse en serio la Ilíada. Probablemente es, como todo el discurso anterior, un juego irónico del guionista (Jeffrey Boam) porque eso es precisamente lo que ambos Jones, padre e hijo, van a hacer el resto de la película para buscar el Santo Grial: guiarse por mitos y leyendas.
Llega la hora de encargar los deberes para su próxima clase, que es de introducción a la Egiptología. Aquí Indiana Jones realiza una referencia interesante: Los alumnos tendrán que leer la memoria de "las excavaciones de Naucratis, que dirigió Flinders Petrie en 1885". Naucratis, situada en el delta del Nilo, existe. Fue una colonia comercial griega en Egipto. Efectivamente, la excavó Sir William Matthew Flinder Petrie (1853-1942), uno de los grandes pioneros británicos de la arqueología y todo un personaje. Flinder Petrie llegó a Egipto atraído por las teorías fantasiosas de Piazzi Smith sobre el significado oculto de las medidas de las pirámides. Superado este 'sarampión esotérico', se dedicó a la arqueología 'de verdad' excavando varios yacimientos. Desarrolló un método de excavación sistemático y sobre todo defendió la noción del valor de todo resto arqueológico como fuente de información, en una época en la que muchos egiptólogos hacían lo que hace Indiana Jones en sus películas: buscar piezas espectaculares para enriquecer las colecciones de los museos y desentenderse del resto. Flinders Petrie también prestó atención a periodos de la historia egipcia descuidados por sus colegas, que se centraban en las grandes dinastías y sus monumentos, y estudió yacimientos tardíos como este mismo de Naucratis cuya publicación encarga leer Jones a sus alumnos.

En 'Indiana Jones y la calavera de cristal' (2008), ambientada en 1957, en plena paranoia anticomunista, destaca otra referencia a un arqueólogo muy relevante, el australiano Vere Gordon Childe (1895-1957). En el momento en el que su clase está a punto de ser interrumpida por el decano Charles Stanfford, el profesor Jones está hablando de Skara Brae. Situado en la más grande de las islas Orcadas, al norte de Escocia, es un asentamiento neolítico formado por diez casas de piedra semisubterráneas excepcionalmente bien conservadas. Hoy día está declarado por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad. El lugar "permaneció habitado durante 600 años -explica el profesor Jones- hasta que al parecer fue abandonado en el 2.500 antes de Cristo. No sabemos por qué sus ocupantes abandonaron un entorno perfectamente habitable". En este punto tan interesante de las causas del abandono del asentamiento, Stanfford interrumpe la lección y se lleva a Jones al pasillo. Allí le comunica que ha sido expulsado. El motivo es que el FBI le investiga por posibles conexiones comunistas.
Poco después son precisamente unos agentes soviéticos los que persiguen a Indiana Jones, que huye a través del campus de 'paquete' en la moto que conduce el joven Mutt Williams. En plena carrera, la pareja atraviesa la biblioteca y cae al suelo, a los pies de un estudiante que aprovecha la circunstancia para ahorrarse una visita de despacho y consultar al profesor Jones sus dudas acerca de los "modelos normativos de cultura". Indiana resuelve el asunto por la vía rápida: "Lee a Vere Gordon Childe, sobre el difusionismo. Hizo sobre todo mucho trabajo de campo". Antes de arrancar de nuevo, remata "si quieres ser un buen arqueólogo, tienes que salir de la biblioteca", contradiciendo así sus anteriores enseñanzas.
Mark Rose, del Archaeological Institute of America', señaló en su reseña de la película lo interesante que resulta esta referencia a Gordon Childe. El guionista, David Koepp, hizo los deberes en este punto, no así en los numerosos despropósitos arqueológicos, históricos y etnológicos que decoran el resto de la cinta. Gordon Childe, catedrático de Arqueología Prehistórica de la Universidad de Edimburgo entre 1927 y 1946 y director del Instituto de Arqueología de la Universidad de Londres de 1947 a 1956, fue, además de un gran teórico, un buen arqueólogo de campo y de hecho fue él quien excavó Skara Brae entre 1928 y 1930. Como uno de los grandes teóricos del difusionismo cultural, es lógico que el doctor Jones recomiende su lectura a un estudiante preocupado por la evolución de las culturas. Sin embargo, como señala Rose, lo que llama la atención de este consejo bibliográfico y de la evidente familiaridad de Indiana con el trabajo de su colega australiano es que Gordon Childe era marxista y de hecho fue uno de los pocos prehistoriadores occidentales cuyas obras eran aprobadas en la Unión Soviética. Si no es casual, esta mención puede ser una pincelada del guionista para subrayar la integridad de Indiana Jones, que mantiene la recomendación de un autor en entredicho por 'rojo' a pesar de estar él mismo en el punto de mira del FBI, en plena guerra fría, con el macarthismo coleando y con estudiantes manifestándose al grito de "fuera comunistas de la Universidad" en los campus, como se ve en la propia película.
Aunque quizá sea todo más sencillo y el guionista escogió a Gordon Childe simplemente porque, como Indiana Jones, usaba un sombrero fedora.


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