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Lo de dejar a Chewbacca sin medalla al final de ‘La guerra de las galaxias’ (George Lucas, 1977) estuvo feo, pero lo de mostrar una infinidad de razas en el consejo y el templo Jedi en las precuelas y no incluir un solo wookiee, parece racismo capilar en Star Wars.
Por suerte, el bueno de Chewie ya disfruta de su condecoración (sin necesidad de ser aplastado por una luna como en el otrora Universo Expandido), en ‘Star Wars: The Clone Wars’ conocimos a Gungi, un joven aprendiz wookie dispuesto a pertenecer a la Orden y, ahora, uno de sus paisanos empuñará con orgullo un sable láser como Caballero Jedi.
“Sí, ese es un wookiee Jedi, se llama Burryaga Agaburry y es maravilloso”, explica Charles Soule, autor de ‘Light of the Jedi’, uno de las novelas de la colección. “La dama de enfrente se llama Avar Kriss. Las otras personas también tienen nombres, pero los conocerán más tarde”.
Nada más se conoce hasta el momento de Burryaga Agaburry o su colega, Avar Kriss, pero lo que está claro es que los sucesos sobre los que versará esta ‘Star Wars: The High Republic’ ocurrirán doscientos años antes de los acontecimientos vistos en ‘Star Wars - Episodio I: La amenaza fantasma’ (George Lucas, 1999), en la era de la gloriosa Alta República, cuando “los nobles y sabios Caballeros Jedi deben enfrentarse a una amenaza aterradora para ellos, la galaxia y la Fuerza misma”, según reza la sinopsis oficial del anteriormente conocido como Project Luminous.
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