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La vida es a veces muy complicada. Especialmente si estás en una misión de rescate de una nave alienígena en Fobos, la luna más grande de Marte, y tu compañero y tú tenéis que tomar una decisión clave para el éxito de la operación: cuál de los dos viajará en la nave monoplaza. ¿Qué haces? En Planeta sangriento (1966), clásico de la ciencia ficción de serie B, lo echan a suertes lanzando una moneda al aire. ¡Error! Tienen 16 minutos para completar la misión y teniendo en cuenta que la gravedad de Fobos resulta insignificante, tras los pertinentes cálculos respetuosos con Newton, la moneda tardaría en caer 49 minutos. Fracaso colosal.El guionista (y también director) de esta odisea con vampiros espaciales, Curtis Harrington, seguramente se defendería aludiendo a la cláusula de la licencia poética. Eso no le evitaría un encontronazo con Jordi José y Manuel Moreno, los ayatolás de la pureza de la física en la ficción. «Por no haber estudiado [Harrington] morirían todos los protagonistas», sentencian con sorna.

Estos dos amigos se citan para este reportaje en el Barceló Sants de Barcelona, un hotel con una estética estilo2001: Una odisea en el espacio, referente imprescindible para ellos. «Como dijo el astronauta Pedro Duque: 'Si un lunes se consigue que la gente hable de ciencia y no de fútbol, se habrá dado un paso adelante'», dice Moreno. Veremos si lo conseguimos. Todo empezó en los años 90, cuando estos dos profesores de la Universidad Politécnica de Cataluña impartían la asignatura de Física a alumnos de Informática. «Muchos no entendían que tuvieran que estudiar esta materia, sólo pensaban en programar. Para estimularlos se nos ocurrió recurrir al cine y la literatura de ciencia ficción», recuerda Moreno.Desde entonces, en los enunciados de los problemas que plantean en clase aparecen King Kong, Godzilla o los caballero jedi de Star Wars. La experiencia tuvo tanto éxito que su ciencia ficción aplicada se convirtió en una asignatura optativa. Los materiales didácticos pasaron a ser cintas VHS, novelas y cómics. Veinte años después, el mensaje es el mismo, aunque los formatos han cambiado. Recientemente han impartido un curso online (MOOC) de su universidad titulado Tecnociencia y Ciencia Ficción: de King Kong a Einstein. Quieren más.

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