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El actor escocés Sean Connery ha fallecido a los 90 años “durante la noche rodeado por su familia en su casa en Nassau (Bahamas) tras haber estado enfermo un tiempo”, según dijo a la BBC su hijo Jason. El intérprete, dotado de una gran personalidad, fue el primero en encarnar al mítico James Bond en el cine y lo hizo en un total de siete películas entre 1962 y 1983 que le sirvieron en bandeja una gran fama y dinero. Connery llevaba desde 2003 apartado de la gran pantalla tras finalizar su último trabajo en el filme de superhéroes La liga de los hombres extraordinarios. Su prolífica carrera como actor abarcó un total de 72 películas en cerca de seis décadas y sus numerosos premios incluyeron un Oscar como actor de reparto por su magnífico veterano policía de Los intocables de Eliott Ness, de Brian de Palma, dos premios Bafta y tres Globos de Oro.
Para muchos fue sin duda el mejor agente 007 con licencia para matar. El suyo fue un espía tremendamente carismático, seductor y machista. Se metió por primera vez en el papel ideado por Ian Fleming en Agente 007 contra el Dr. No (1962), que dio inicio a una larga serie de películas sobre el famoso agente. Durante todos estos años, varios han sido los rostros que ha adoptado el espía británico en la gran pantalla. El último, el británico Daniel Craig, que aparecerá por última vez en Sin tiempo para morir, si algún día llega a estrenarse en los cines tras varios aplazamientos por el coronavirus.
El actor había cumplido los 90 el pasado mes de agosto. Residía desde 2003 en Las Bahamas junto a su mujer, la francesa Michele Roquebrune, y una de sus últimas apariciones fue a través de una fotografía que su nuera, la cantante irlandesa Fiona Ufton, pareja actual de Jason Connery, publicó hace un año en Instagram para felicitarle por su 89 cumpleaños. En la imagen lucía con aspecto bromista y mucho más delgado de lo habitual.
Su publicista Nancy Seltzer aseguró que se organizará una ceremonia privada para despedirle y un homenaje en su memoria “cuando el coronavirus haya terminado”.
Nacido como Thomas Sean Connery en 1930 en el seno de una familia obrera y católica, creció en Fountainbridge, en Edimburgo, donde forjó su duro carácter y destacó como futbolista. La escuela no se le daba muy bien y dejó los estudios a los 14 años para trabajar como repartidor de leche. En 1948, se unió a la Royal Navy, pero luego fue dado de baja por motivos médicos. Se interesó por el culturismo a los 18 años y consiguió trabajo como modelo artístico, llegando a participar en el concurso Mr. Universe en 1953, aunque no ganó. Para ganarse la vida, encadenó diversos trabajos como conductor de camiones o socorrista.
La interpretación era un mundo que siempre le había interesado y un día se presentó para una audición para una versión teatral de South Pacific y logró un papel. Su atractivo rostro y su 1,89 metros de altura le abrieron las puertas en shows de televisión.
Su debut en la gran pantalla fue en un papel sin acreditar en Lilacs in the spring (1954) y tres años más tarde encarnó a Spike, un gángster con problemas de habla en el thriller No road back. Luego apareció como secundario en Hell drivers, protagonizado por Stanley Baker, y Action of the Tiger, dirigida por Terence Young, con quien Connery se reuniría más tarde en Dr No. En 1957 también actuó junto a Lana Turner en el melodrama Another Time, Another Place y en 1959 obtuvo el rol principal en la cinta familiar de Walt Disney Darby O’Gill y el Rey de los duendes.
Pero fue su casting, a la edad de 30 años, para hacerse con el papel protagonista de la primera película adaptada de la serie de novelas de James Bond de Ian Fleming lo que consolidó su estatus. Se dice que Connery logró ser Bond ante la insistencia de Dana, la esposa del productor Albert “Cubby” Broccoli, debido a su “atractivo sexual”. A pesar de las dudas iniciales, Agente 007 contra el Dr. No resultó un gran éxito. Volvería a meterse en la piel del espía al servicio de su majestad en Desde Rusia con amor(1963), James Bond contra Goldfinger (1964), Operación Trueno (1965), 007: Sólo se vive dos veces (1967) y Diamantes para la eternidad (1971).
En este último filme, Connery volvió a ser James Bond tras una película en que George Lazenby le tomó el relevo, y con ella batió un récord Guinness: ser el actor mejor pagado por un solo filme. El escocés se embolsó lo que serían ahora unos 40 millones de dólares o unos 35,2 millones de euros, una suma que donó enteramente a su fundación, Scottish International Educational Trust, que apoya la educación de niños con pocos recursos. En 1983, más de una década después, aceptó interpretar de nuevo al agente del MI6 en Nunca digas nunca jamás.
Alfred Hitchcock supo ver su talento más allá de Bond y contó con él en Marnie la ladrona, con Tippi Hedren de compañera de reparto, y con John Huston de director y con su amigo Michael Caine de coprotagonista rodó la inolvidable El hombre que pudo reinar (1975), sobre dos aventureros que viajan a la India en 1880 y sobreviven gracias al contrabando de armas y otras mercancías.
El talento de Connery en todo tipo de géneros que iban del drama a la acción quedó visible en tantas otras películas como Asesinato en el Orient Express (1974), con estrellas como Ingrid Bergman y Lauren Bacall; Robin y Marian (1976), como el legendario Robin Hood y Audrey Hepburn como su adorada Marian en una cinta de Richard Lester; El nombre de la rosa (1986) como el fraile que investiga la misteriosa muerte de un monje en una abadía benedictina; Los inmortales, cinta fantástica al lado de Christopher Lambert; Los intocables de Eliot Ness, con Kevin Costner, que le valió el Oscar al mejor actor de reparto como veterano agente que intenta dar caza al gángster Al Capone; Indiana Jones y la última cruzada (1989), tercera entrega de la saga del arqueólogo más famoso del cine en la piel del padre gruñón de Indie, o La caza del octubre rojo (1990), de John McTiernan, una cinta de acción trepidante donde era un general de la Unión Soviética al mando de un submarino nuclear que se dirige rumbo a los Estados Unidos.
Connery dio vida a personajes variopintos como reyes, espías, doctores, académicos, e incluso a Ricardo Corazón de León en Robin Hood. Pero confesó que el personaje con el que más disfrutó fue Indiana Jones y la última Cruzada como padre de un joven Indiana Jones, al que daba vida River Phoenix, curiosamente fallecido el mismo día que Connery pero 27 años antes. “Estaba trabajando con Steven Spielberg y George Lucas. El equipo era especial, era una gran aventura y Harrison Ford y Denholm Elliot eran actores estupendos. Lo pasé muy bien”, dijo. De los films de los que no quedó tan satisfecho resaltó Meteoro, una cinta de ciencia ficción de los años 70 en el que actuaba con Natalie Wood. “Es probablemente la peor de mi lista de películas. Tenía un gran director, buenos actores incluyendo a Karl Malden, pero los efectos especiales estaban un poco limitados”.
A la edad de 59 años, la revista People Magazine le nombró el “hombre vivo más sexy”, lo que el actor se tomó con humor: “Bueno, no hay muchos hombres muertos sexis, no?”.
Connery se manifestó siempre a favor del Partido Nacionalista Escocés (SNP), defensor de la independencia de Escocia. De hecho, hizo campaña a favor del referéndum que se celebró en el 2007. El mismo partido nacionalista escocés ha mostrado su pésame ante la muerte del actor y lo ha recordado como un “embajador y defensor” de la independencia del país.
En el 2000, cuando fue nombrado caballero por la reina Isabel II acudió ataviado con la tradicional falda escocesa. “Como escocés y como alguien que durante toda su vida ha amado lo mismo en Escocia que al arte, creo que la independencia es una oportunidad demasiado bonita para dejarla escapar”, escribió en un artículo publicado en el The New Statemen. “Para decirlo claro, no hay un acto más creativo que el de crear una nación”, aseguró.